(1 de noviembre 2019)
Papa Francisco: La solemnidad de Todos los Santos es «nuestra» fiesta: no porque nosotros seamos buenos, sino porque la santidad de Dios ha tocado nuestra vida. Los santos no son figuritas perfectas, sino personas atravesadas por Dios. Podemos compararlas con las vidrieras de las iglesias, que dejan entrar la luz en persas tonalidades de color. Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han recibido la luz de Dios en su corazón y la han transmitido al mundo, cada uno según su propia «tonalidad», Pero todos han sido transparentes, han luchado por quitar las manchas y la oscuridad del pecado, para hacer pasar la luz afectuosa de Dios (1-11-2017).
Monición única para todas las lecturas
Escucharemos el relato de las bienaventuranzas, camino a seguir para poder triunfar y formar parte del pueblo victorioso que nos narra el apocalipsis, llegando a ser semejantes a Dios, a quien veremos tal cual es, según lo describe San Juan en su carta. Escuchemos atentamente.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: —«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios». Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel. Después de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: —«¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!». Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: —«Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén». Y uno de los ancianos me dijo: —«Ésos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?». Yo le respondí: —«Señor mío, tú lo sabrás». Él me respondió. —«Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 23
Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.